Políticos en el sector legal: una historia de contrastes
El pasado martes saltaron las alarmas con la noticia de la salida de Albert Rivera del bufete de abogados Martínez-Echevarría, casi dos años después de su fichaje. Cualquiera que no conozca el sector legal pensaría que se trata de una relación idílica entre el ex candidato a presidente del Gobierno y los responsables de una firma. Nuestro compañero Alfonso Everlet, da su opinión sobre esta polémica para Expansión Jurídico.

La salida del bufete de Rivera y José Manuel Villegas, dio comienzo a un cruce de acusaciones sin precedentes en la abogacía. “Falta de productividad”, “incumplimiento de contrato” o “su implicación fue nula desde el principio” entre otras. El sector de la abogacía ha apostado en los últimos años por incorporaciones mediáticas de ex cargos públicos.
¿Qué razones esconden este tipo de incorporaciones?
«El fichaje de un político por un despacho es un mensaje claro del propio bufete al mercado que traducido viene a querer decir: tengo capacidad de influencia en ciertas esferas o información privilegiada y eso puede ser de ayuda en tu asunto. Que luego sea cierto o no, ya es otra cuestión», explica.
Precisamente, por este tipo de implicaciones y por lo mediático de su figura, los despachos deberían, en primer lugar, acotar muy bien sus responsabilidades dentro de la firma. Pero quizá, lo que no se les puede exigir, «salvo honrosas excepciones, es la capacidad técnico-jurídica», apunta Everlet.
Por último, Alfonso explica que hay que tener en cuenta que firmar a este tipo de figuras como socios desde un primer momento es un mensaje muy fuerte. «Es más prudente comenzar como of counsel. Si la realidad de la relación funciona, siempre estamos a tiempo de estrechar lazos. Lo contrario es mucho más complicado».